lunes, 8 de diciembre de 2008

"Aguantómetro" bajo mínimos

Así andamos, con las pilas casi casi descargadas y contando los días para volver a casa a recargarlas...
Cada día que pasa, las chinadas nos parecen más chinadas y cada vez saltamos antes por aquellas cosas que recien llegados a China, nos hacian gracia y todo.

Por ejemplo, y para que os hagais una idea de la paciencia infinita que tenemos, os vamos a relatar un día cualquiera de compras en el Carrefour.

(Llegando al Carrefour...) Muchas veces, cuando no tenemos muchas que comprar, nos vamos a hacer la compra en bici. Pero para nuestra sorpresa, el otro día cuando estabamos aparcando las bicis, llegó un chino y nos dijo que teníamos que pagar por dejar allí las bicis. Nosotros nunca pagamos por aparcar las bicis allí, así que le pregunté a ver porqué teníamos que pagar si nosotros nunca pagabamos. Pues nada, el chino pone cara de indignado (pensando:"ya están los extranjeros tocando las narices") se da media vuelta y se va. Pues de lujo, no pagamos. ´
A los dos días más o menos, volvemos con nuestras bicis y otra vez el mismo chino. Nosotros ya mosqueados... le pregunto cuál es el horario de pago y me dice que de 8 a 20h... VALE! PUES LE PAGAMOS. La cuestión es que la primera vez, por no esforzarse en explicarnos cómo funcionaba lo de pagar (que a propósito hay que pagar 10 céntimos de euro.. jaja) prefirió no cobrarnos... Así son; te miran con cara de marcianos, se giran y listo... sin remordimientos. Total que ya entras a hacer la compra con la sensación de que te ha intentado timar...

(Dentro del Carrefour) Bueno, dentro del Carrefour yo creo que es dónde más entrenamos nuestra paciencia, madre mía!!!! Si es que algún día la vamos a tener... La gente empuja. Las señoras de la limpieza te apartan para pasar la fregona, y sino te la pasan por los pies (tendrías que ver las fregonas...), la gente se te para delante a mirar lo que llevas en el carro (debe ser que los extranjeros compramos cosas extrañas), la gente se cuela en las balanzas para pesar la fruta, hay zonas de comida preparada que apestan, la música a topa, los de las promociones con microfonos todos hablando a la vez... Vamos, qué sales de allí con los nervios a flor de piel y... llegas a la caja. Cómo no, siemore hay alguién que "no te ha visto hacer cola" y se te pone delante en la caja. Le indicas "amablemente" que estas tu primero. Y entonces llegas hasta la cajera y le pides bolsas (es que ahora son de pago y tienes que pedir para que te den) y va la china y te dice QUE NO TIENE!! ya un poco de mala leche, le dices que le pida bolsas a la cajera de al lado (cómo pretende que me lleve la compra?) Después de un gesto de cansancio sublime, se arrastra hasta la caja de al lado y trae dos bolsas... AY!!! Le dices que necesitas más de dos... Se rie en tu cara, se gira de nuevo a dos por hora y trae otras tres bolsas. Al final, te las apañas con 5 bolsas, y cuando ya te creías que estaba todo hecho, se te ocurre decirle que quieres pagar con tarjeta!! JA! Y va la china y te dice que no se puede... ¡¿QUÉ?! Por supuesto no es que no se pueda, es que ella no tiene la máquina de pasar tarjetas y se tiene que ir a otra caja, y claro, no le apetece. Al final, y después de la pelea número mil en menos de una hora, consigues que la chinita mueva el culo hasta la otra caja y te cobre con la tarjeta... Buff...

(Salida del Carrefour) Por supuesto, eso no es todo. Todavía no estás a salvo en tu casa, así que la guerra no ha terminado. Ahora tienes que coger un taxi... y cómo no, la gente no mantiene un orden de llegada, esto es la jungla, aqui impera la ley del más fuerte... Hay que abalanzarse sobre el primer taxi que llegue y conseguir que ningún chino se te cuele dentro. Si, si... el otro día paramos un taxi, y estabamos fuera esperando a que el de dentro pagara para meternos, cuando llego una china y se metió dentro!! Pues nos quito el taxi la muy.... Podíamos habernos puesto a discutir, pero ya no nos quedaban fuerzas.
Total, que al final consigues un taxi. Ya está, ahora le dices la dirección de casa y a relajarse un poco... ¡ERROR! El taxista no sabe dónde está tu casa! Vale... paciencia... Le ibamos explicando cruce por cruce, calle por calle, cómo llegar hasta casa, y el taxista no sabemos si por tocar las narices o por qué, pero nos hacía repetir todo tres veces mínimo. Además iba a 3 por hora, que nos adelantaban hasta las bicis. A la tercera que le gritamos que conduzca más rápido va y nos suelta: "es que llueve!" Yo casi lo mato! Al final descubrimos que el hombre no veía tres en un burro y por eso iba pisando huevos.

Y después de todo esto, si tienes suerte de que el taxista no te devuelva ningún billete falso... ¡ya has llegado a casa!
A ver quién es el listo que sale a dar un paseo... NADA! Sofá y DVD.

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